vuelvo a las andadas...y despues de una buena temporada de comer chocolates con un porcentaje de culpa menor al que me ha perseguido casi toda la vida.

asi que con todo el dolor de mi corazón regreso a la coca light, e inicio con el pago tributario a esos dioses contemporáneos que no me favorecieron otorgándome la figura que tanto me gustaría tener, mi moneda de cambio será el gimnasio (no hay dinero ni valor para ofrecer tributo por medio del bisturí...y no voy a caer en la felicidad dependiente de los quita-hambre suministrados en miligramos).

lo mas triste de ser gorda es serlo del corazón, y me duele mucho reconocer que ese no enflaca y gracias a esa cortesía de por vida el espejo nunca me regalará la imagen que quisiera ver, asi llegue a pesar 40 kilos.

y no estoy triste, simplemente es un ciclo muy repetitivo, ciclo que creo compartir con al menos el 50% de la población adolescente y adulta actual.

lo bueno es que en estos primeros dias de tortura me acompañará una novela de barry gifford y sus personajes siempre me regalan un espejo que me hace sentir super normal...malo sería que no.